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Interseccionalidad

La intersecccionalidad se ha transformado recientemente en un concepto ampliamente aceptado en el campo de estudios sobre feminismo y género, tanto en Europa como en Estados Unidos, así como a nivel de las ciencias sociales en general. El concepto de interseccionalidad no provee un método concreto ni un diseño de investigación, sino una perspectiva interseccional sirve como un marco teórico-metodológico y como sensibilización epistémica respecto al carácter entrelazado de los procesos de estratificación. El concepto tiene por objetivo dar notoriedad a los entrelazamientos de diferentes ejes de estratificación, tales como raza, clase y género (o bien, racismo, prejuicio de clase y sexismo u homofobia, respectivamente). Esto significa que las auto-identificaciones están siempre determinadas por diversos factores como, por ejemplo, el género del individuo, la edad, la sexualidad, o la posición racial. Con todo, la exclusión, opresión o discriminación, pero también el privilegio, están siempre marcados por numerosos factores que se entrelazan. Una perspectiva interseccional pregunta cómo variados ejes de estratificación se construyen mutuamente y se articulan de forma simultánea. Además, una perspectiva interseccional puede servir para tomar en cuenta cómo las respectivas constelaciones difieren de una localidad a otra y de un contexto a otro (esto es: una posición social cambia según las líneas de ciudadanía, racialización, etc., cuando se mueve de una localidad a otra, por ejemplo, una persona puede pertenecer al sector más rico de su país de origen, pero a los más pobres si migra a otro país). Con el propósito de llevar a cabo su función original como herramienta crítica y política, el enraizado concepto euro- y USA-céntrico debe ser desvinculado de ciertas trampas de reinscribir una dicotomía “norte-sur” de producción y distribución de conocimiento, y re-vincularlo a esfuerzos por construir alianzas basadas en la solidaridad.

Historia del concepto

El concepto fue establecido en el contexto de los estudios feministas y sociales afroamericanos, y fue inspirado por reivindicaciones de movimientos sociales, especialmente por movimientos afroamericanos y feministas socialistas. Como todo conocimiento, las conceptualizaciones de la interseccionalidad están envueltas en un proceso de una circulación desigual del conocimiento. El concepto ha sido transferido a diferentes lugares y tomado múltiples significaciones en diferentes contextos. El término “interseccionalidad” fue acuñado originalmente por la abogada afroamericana Kimberlé Crenshaw para un contexto judicial específico en 1989, en el cual la desventaja doble de ser negra y mujer estuvo en el centro de la disputa legal. El concepto de interseccionalidad, como es ampliamente entendido hoy, deriva de los estudios críticos sobre raza y género, y se remonta al punto culminante de los movimientos sociales negros (masculinos) y feministas (blancos) en Estados Unidos. Por ejemplo, en 1970 el colectivo Combahee River llamó a la lucha contra los “sistemas de opresión interconectados” y Angela Davis (1981) se refirió a las jerarquías interconectadas de mujer, raza, y clase, en un libro con el mismo título. Feministas Chicanas como Gloria Andalzúa y Cherrie Moraga se refirieron a las “fronteras” de identidades y experiencias, consideradas fuera de los regímenes de conocimiento y poder históricamente constituidos por el colonialismo y la esclavitud. Feministas no hegemónicas como Patricia Hill Collins, Bell Hooks, Audre Lorde, June Jordan, Norma Alarcón, Chela Sandoval, Chandra Talpade Mohanty, Sylvia Wynter y María Lugones, entre muchas otras han seguido un camino similar.

La teoría interseccional se relaciona con una larga tradición de intervenciones y resistencias críticas hacia el discurso dominante. Por ejemplo, poco después de la Revolución Francesa (1789) los luchadores de la libertad que construyeron la libertad del primer estado latinoamericano en Saint-Domingue (hoy Haití) destacaron la contradicción entre las ideas de los Derechos Humanos y la libertad en el marco de la esclavitud institucionalizada. Cerca del mismo periodo, feministas como Olympe de Gouges (Francia, 1791) y Mary Wollstonecraft (Gran Bretaña, 1792) destacaron que la nueva introducción de los “Derechos Humanos” estaban limitadas a los ciudadanos hombres. En la Convención de los Derechos de la Mujer en Akron, Ohaio (Estados Unidos, 1851), Soujourner Truth en sudiscurso “¿No soy una mujer?” cuestionó la universalidad del feminismo blanco burgués a través de su experiencia interseccional como mujer negra (y formalmente esclavizada). En su declaración Truth anticipó la problemática de la diferencia entre mujeres, así como los entrelazamientos de clase, racialización y género. Feministas socialistas como Clara Zetkin y Rosa Luxemburg, a comienzos del siglo XX, criticaron el feminismo burgués por ignorar las posiciones socioeconómicas. Más de una década después de Truth el “Manifesto das Mulheres Negras” (1975), en Brasil, y la “Declaración de Colectivo Combahee River” (1979), en Estados Unidos, resultaron intervenciones decisivas en las representaciones feministas dominantes, apuntando el carácter entrelazado e interdependiente de las diferentes formas de opresión, de la misma forma Angela Davis (1982) ha examinado la interacción y la “triple opresión” de los regímenes racistas y sexistas y de las luchas de clase. En 2011, la representante de las mujeres zapatistas, la comandanta Esther, en su discurso en el Congreso de la Unión en la Ciudad de México, subrayó su doble opresión como mujer indígena en Chiapas a través de la afirmación: "soy indígena y soy mujer”.

Interseccionalidad en las Américas

Debido a que el concepto de interseccionalidad ha logrado consolidarse en varios campos académicos, resulta necesario encontrar una manera de contextualizar y decolonizar el discurso sobre interseccionalidad para poder investigar independencias en las Américas (ver, por ejemplo, Brah/Phoenix 2004; Viveros Vigoaya 2013). Para las Américas en particular resulta importante notar que tanto investigadores como activistas latinoamericanos están trabajando en la interrelación a nivel de diferentes ejes de estratificación y desigualdades, principalmente de clase y raza. No obstante, género (o raza) es comúnmente degradado o subordinado a esta “mayor contradicción”, que es la opresión de clase. Feministas que ponen las relaciones de género en el centro de la discusión raramente utilizan la terminología de la interseccionalidad producida principalmente por teóricos europeos y estadounidenses. Interseccionalidad, o la noción de intersección, está prácticamente ausente como concepto dentro del discurso feminista latinoamericano, esto pese a que la noción de interrelaciones existe y está siendo discutida. Lo que los teóricos de Estados Unidos y Europa han entendido por interseccionalidad ha sido discutido bajo el título de “desigualdades”, lo cual es más común en América Latina dentro de los estudios de género, o “multiculturalismo”, un concepto acuñado en el contexto las ciencias sociales.

Muchas feministas latinoamericanas contradicen el paradigma interseccional afirmando que el concepto no provee ninguna novedad para ellas: su experiencia específica las ha obligado a lidiar con varias formas de opresión simultáneas e interconectadas a un nivel práctico. El discurso feminista cubano, por ejemplo, se enfoca actualmente en las estructuras racistas solapadas (ver Rubiera Castillo 2011), mientras un grupo de pensadoras feministas mexicanas ha re-enfatizado recientemente la necesidad de vincular más fuertemente las desigualdades sociales a las desigualdades de género con especial énfasis en la situación de las mujeres indígenas (ver Espinosa Damián 2011). La colaboración ha sido llevada a cabo por feministas provenientes del mundo académico y activistas políticos de diversas esferas sociales, desde pensadores queer radicales hasta zapatistas feministas. Representantes del feminismo indígena y otros movimientos sociales ajenos a la academia han enfatizado la falta de pensamiento interseccional del feminismo institucionalizado en relación a otros grupos marginales, especialmente con una agenda de feminismo radical. Desde una perspectiva hemisférica se podría considerar sus políticas como un intento de sacar la noción de interseccionalidad de su “torre de marfil” para traerla de vuelta a sus raíces políticas radicales. Otros rechazan conscientemente este concepto por considerarlo parte de las asimetrías del conocimiento que definen la división norte-sur. La investigación dedicada a un entendimiento interseccional debe, por lo tanto, reflexionar acerca de su propia posicionalidad y situacionalidad dentro de las dinámicas de circulación global del conocimiento en un mundo estratificado (ver Anthias 2008). Por ello, una perspectivización que vaya más allá de la “dicotomía cultural latinista/anglosajona” (Shohat y Stam 2012: xv) es altamente deseable. Esto significa, por ejemplo, tomar en cuenta los diferentes sentidos, conceptos y funcionamientos de “raza” (además de racialización y racismo, respectivamente) en diferentes lugares y contextos en las Américas (ver, Wade 2009; Rubiera Castillo 2011; Zurbano 2012). “Raza” se articula y relaciona con otras categorías de desigualdad de manera muy distinta en Brasil o Colombia, por ejemplo, que en Estados Unidos, el Reino Unido, Kenia, Japón o Alemania. Lo mismo ocurre con las relaciones de género, o el concepto de sexualidad. O, dicho de otra forma: la opresión de clase (o el privilegio de clase) significa algo diferente en Caracas y en Berlín, significa algo distinto para mujeres y hombres, para mujeres blancas y mujeres negras; significa algo diferente para una mujer negra, heterosexual, de clase alta y de alto nivel educacional, a que para para una mujer negra pobre o una mujer homosexual pobre, una mujer homosexual rica, o un hombre homosexual blanco.

Conclusión

Tiene sentido hablar de “interseccionalidades”, en plural, en particular en el caso de las Américas. Es entendible incluso el reconsiderar la utilización del termino en lo absoluto o, al menos, contextualizar críticamente su uso. El contexto específico marcado por desigualdades y asimetrías históricas y constantes requiere, además, requiere una reconsideración de lo que se considera conocimiento. En este sentido, una apertura del discurso hacia los tipos de conocimientos producidos con el mismo objetivo, pero desde distintas localidades y posiciones (tales como la teorización de los investigadores de los “Queer de la Diáspora” y pensadores feministas marginales), resulta necesario. Consecuentemente, una perspectivización interseccional puede resultar útil para contextualizar históricamente “categorías articuladas” (ver McClintock 1995) y procesos de colonización como en-gendering, por ejemplo, en contextos coloniales examinando regímenes de estratificación interrelacionados, especialmente a un nivel transnacional, como en el caso de la migración.

Es necesario considerar el hecho que investigadores feministas y anti-racistas, así como activistas de otras posiciones, usualmente no están familiarizados con estas teorizaciones y la respectiva literatura en inglés proveniente del canon anglo/euro-estadounidense dominante. Esto requiere abrir la teorización a formas y políticas del conocimiento hasta ahora desconocidas. Estando en deuda con el paradigma explícitamente político de feministas afroamericanas, indígenas y chicanas, así como con el pensamiento feminista producido en otros lenguajes y lugares, con enfoques de raza y blancura crítica, y con las intervenciones de Queer de la Diáspora, la interseccionalidad puede funcionar como hegemonía o como herramienta sensible al poder. Es por esto que es importante conectar el análisis de formas de opresión múltiples e intersectadas, visibilizadas a través del prisma de la interseccionalidad, con consideraciones respecto a cómo superar estas desigualdades. En este sentido, una sensibilización interseccional puede enriquecer en muchos niveles las discusiones y la investigación de los entrelazamientos en el hemisferio americano.

Julia Roth

Favor citar como:
Roth, Julia. 2015. “Intersecccionalidad.” InterAmerican Wiki: Terms - Concepts - Critical Perspectives. https://uni-bielefeld.de/einrichtungen/cias/wiki/i/intersectionality.xml.

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